Pre-calentamos el horno a 180ºC, arriba y abajo y ventilador.
En un bol, vamos a vaciar el yogur (acordaros que vamos a utilizar el vaso del yogur como medidor).
En otro recipiente más grande, añadimos el azúcar y los huevos y batimos con unas varillas eléctricas, e integramos hasta forma una capa de espuma.
Añadimos a esta mezcla el aceite y el yogur, y batimos hasta que se nos quede una mezcla homogénea, sin grumos.
Con ayuda de un colador, vamos a ir añadiendo la levadura y la harina poco a poco (el colador es para tamizarla, y que no nos quede grumos al final).
Seguimos mezclando con las varillas eléctricas, hasta que todos los ingredientes se integren.
Vamos a coger un molde, apto para el horno, y lo untamos con un poco de mantequilla para que no se nos pegue el bizcocho (también lo puedes forrar con papel de horno).
Añadimos la masa preparada al molde y metemos al horno a media altura, durante 30 minutos (si vemos que se nos está quemando por arriba, podemos ponerle papel de aluminio).
Trascurrido el tiempo, cogemos un palillo y pinchamos nuestro bizcocho, si sale limpio es que ya está listo nuestro bizcocho.
Si por el contrario, sale con restos pegados, dejaremos nuestro bizcocho horneándose algunos minutos más, y vamos comprobando.
Cuando esté listo lo sacamos del horno y lo dejamos reposar 5 minutos dentro del molde.
Lo vamos a desmoldar con mucho cuidado, y dejamos que termine de enfriar encima de la rejilla del horno.
Una vez frío, nuestro bizcocho ya estará listo para poder comer como desayuno o merienda, se le puede añadir un poquito de azúcar glas por encima.